AMANECER EN LA PLAYA


La verdad, si uno se desvela a las cinco de la mañana y aprovechando la coyuntura decide irse a ver amanecer a la playa, lo que esperas es vivir algo así como la inmensidad del océano en la absoluta soledad para así, cada uno a su gusto, poder escuchar la voz de Dios en tu interior… o bañarte en bolas.

Pero en cuanto llegas y la vista se acostumbra a la noche te das cuenta de que esa soledad es una quimera y en cambio existe una jungla de sombras que se mueven por todos lados, que si uno ha visto la noche anterior una peli de miedo ,digamos finamente que vas a necesitar cambiarte de ropa interior al llegar a casa.Luego ,pasados varios minutos, y aunque el sol no ha aparecido aun, la luminosidad va en aumento y esas sobras van adquiriendo con lentitud las formas de hombres, todos curiosamente varones que ,intuyes, se pasean para… mmmm…. “Dejarse querer a diestro y siniestro .

Y junto a ellos, la fauna se va completando con practicantes de yoga en la posición del loto por aquí y por allá , deportistas corriendo o en bici (que digo yo que tienen que tener el turno de mañana en sus trabajo, porque si no , hijo mío, ¿es que no hay otra hora?) , unas cuantas parejas perro/dueño (el humano cargado de un vaso del Starbuks) , un tipo con un detector de metales a la búsqueda de algún tesoro …y con un vaso del Starbuks; pescadores con café a cuestas… del Starbuks ; un fotógrafo haciendo una pequeña sesión a una rubia ( sin mi talento y estilo, por supuesto ) cuya ayudante llevaba una bandejira de cartón y sus tres stakburianas bebidas y hasta un señor con gran barriga ,credencial colgada y linterna en mano, que miraba vigilante ,vete tu a saber qué ( sospecho que era por si alguno le estaba sorprendiendo la luz del sol dejándose querer aún )...Y antes de que creas lo que voy a decir, este no llevaba vaso de café, pero eso sí, tenia toda la pinta de habérselo bebido hacia diez minutos mojando en él tres o cuatro docenitas de donuts.

Y luego yo, claro, que a los ojos de los demás sería el único trastornao que decide bañarse, cosa que he hecho pero no del todo tranquilo, lo confieso, porque aquí ( me avisaron antes de ayer ) los tiburones no solo están en el zoó y sabiéndolo prometo no puedes dejar de escuchar dentro de tu cabecita el tun tun tun tun de la banda sonora de la película de Spielberg mientras te vas metiendo al agua.

Y nada, esa ha sido mi mañana “solitaria” de hoy… tan “solitaria” que si decido volver algún día mas tendré que venirme aun mas temprano… para coger sitio.

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