OTRA LECCION POSITIVA APRENDIDA POR LOS AIRES


Que curioso, por segunda vez escribo aquí sobre una reflexión que me surge desde una , no precisamente espectacular, circunstancia referente a mi asiento en un avión. Y es que, cuando el viaje dura cerca de diez horas , la tarifa es económica y tus piernas son de una longitud que no se acomodan en ese hueco que las compañías se empeñan en ofrecerte, el asunto de donde te vas a sentar reclama su importancia.

En unos días he tenido que coger dos vuelos, un ida y vuelta fugaz. Desde Miami descubrí que puedes hacer el cheking ( que es la manera pija de decir lo del embarque de toda la vida ) desde internet y elegir tu asiento como ya se hace si compras una entrada al cine. Después de comprobar que los que están en la salida de emergencia se cotizan a precio de oro y que tiene que haber un santo especifico al que rezarle para conseguirlo, se me ocurrió una fórmula o truco que podría regalarme el hecho de que a mi lado se quedara vacío y así tener el doble de espacio vital , si finalmente no se llenase todo el aforo.

Aposté , tuve suerte, y pude dormir con cierta comodidad extendiendo mi cuerpo entre mi lugar y el de mi ausente vecino.

A la hora de volver quise repetir la operación, totalmente convencido que podría igualmente repetir el resultado, pero resulta que en este caso, por alguna razón, no se permitía la reserva por la página web .

Y ahí ( espero no parecer pedante poniéndome como ejemplo ) pude resignarme y dejarlo todo al azar , pero no, me negué a conformarme ( que es algo que suele fastidiame mucho ), estaba misteriosamente convencido que podría tener de nuevo un asiento sin nadie a mi lado. Y salvando la pereza decidí dirigirme el día anterior del viaje al aeropuerto para preguntar si desde allí podría elegir mi asiento, cosa que efectivamente pude lograr…

Esta mañana , ya en la hora del embarque, una especie de intuición me aseguraba de que tendría ese vuelo cómodo que buscaba… Cuando el avión empezó a cruzar el océano me pudo la curiosidad y fui a comprobar que solo había un espacio vacío, uno solo… el que estaba a mi lado.

Dos asientos libres a mi lado en pocos días ¿Suerte? ¿Casualidad sin mas? Cada uno que crea lo que quiera…, yo prefiero quedarme con la importancia de creer en algo ( aunque sea tan nimio con una butaca vacía ) , visualizarlo, pelearlo, no conformarte con la inercia y creer firmemente en un resultado positivo.

Ahora a ver si lo interiorizo para siempre y me aplico el cuento para publicar en el Vogue…

… algún día. Seguro.

P.D. Quien viaje solo en avión, que me pregunte, que le digo cual es el truco

No hay comentarios:

Publicar un comentario